Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

lunes, 11 de marzo de 2024

La Semana Santa según la Biblia


La Semana Santa concentra las principales celebraciones del año litúrgico cristiano. Y el Triduo Pascual (que va desde el Jueves Santo por la tarde hasta el anochecer del Domingo de Pascua) es el corazón de la Semana Santa. En él conmemoramos la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

Estas celebraciones son tan importantes que las preparamos durante cuarenta días (la Cuaresma) y las prolongamos durante cincuenta días más (el Tiempo Pascual, que dura hasta Pentecostés). Además, cada domingo es considerado «la Pascua de la semana» y en cada eucaristía seguimos «anunciando su muerte y proclamando su resurrección» hasta que él vuelva.

Como vemos, la Semana Santa tiene una importancia fundamental en la vida litúrgica de la Iglesia y lo mismo podemos decir respecto a la reflexión bíblica y teológica. Pero, ¿por qué esos días son tan singulares?, ¿por qué la Iglesia dedica tanto tiempo a prepararlos?, ¿por qué da tanta importancia a ese periodo del año? 

La respuesta es sencilla: Durante los últimos días de la vida mortal de Jesús tuvieron lugar varios acontecimientos extraordinarios que prepararon el desenlace definitivo: la resurrección de Lázaro, la entrada triunfal en Jerusalén, la purificación del templo, la predicación sobre los tiempos finales, la última Cena, la traición de Judas... Después vino la muerte, sepultura y resurrección del Señor. Sobre la memoria de esos sucesos se construyó la fe cristiana. 

San Juan Crisóstomo escribió a finales del siglo IV una larga homilía sobre la Semana Santa, en la que recoge el sentir de la Iglesia primitiva. Entre otras cosas interesantes, allí afirma lo siguiente: 

«He aquí porqué la semana presente se llama la Gran Semana. No es porque los días sean más largos que los otros; otras semanas, en efecto, tienen días con más horas de luz. No es porque los días sean más numerosos, pues en todas las semanas el número de días es el mismo. Es porque, en esta semana, Dios ha hecho cosas particularmente gloriosas, es en esta Gran Semana cuando la larga tiranía del demonio ha sido destruida, la muerte ha sido extinguida, […] el pecado ha sido borrado, el paraíso se ha abierto, […] el Dios de paz ha extendido la paz en el cielo y en la tierra. Por eso la llamamos la Semana Mayor o la Gran Semana».

De hecho, ningún otro acontecimiento de la historia ha dejado tantas huellas en la literatura, en la música y en el arte. Los primeros cristianos comprendieron muy pronto su profundo significado, por lo que fue lo primero que pusieron por escrito en los evangelios. Su narración tiene tanta importancia que algunos autores afirman que los evangelios son relatos del misterio pascual de Cristo, precedidos por una gran introducción, que ayuda a interpretarlos correctamente.

Tomado de mi libro La Semana Santa según la BibliaISBN: 978-84-8353-819-7. Editorial Monte Carmelo, Burgos, 2017, páginas 9-10.

Índice del libro

1. Introducción
2. La resurrección, al origen de todo
3. Historia de la Pascua
4. El bautismo del Señor
5. Las tentaciones en el desierto
6. ¿Quién es Jesús?
7. La transfiguración
8. La resurrección de Lázaro
9. Cronología de la Semana Santa de Jesús
10. La entrada triunfal en Jerusalén
11. La purificación del templo
12. Predicación y controversias en el templo
13. La unción en Betania
14. La «entrega» de Jesús
15. La última Cena
16. La oración en el huerto de los olivos
17. Los procesos judiciales
18. Crucifixión y muerte
19. La sepultura
20. La resurrección
21. Final del evangelio de Marcos: las mujeres en la Pascua
22. Final del evangelio de Mateo: la despedida de Jesús
23. Final del evangelio de Lucas: la catequesis de Emaús
24. Final del evangelio de Juan: las discípulas y los apóstoles en la Iglesia
25. Jesús y el Espíritu Santo
26. Conclusión: El Pastorcico de san Juan de la Cruz

1 comentario:

  1. Gracias, padre Eduardo, por la sencillez con que nos expone lo esencial de la vida litúrgica de la Iglesia. Y también por la valiosa cita de San Juan Crisóstomo, tan esperanzadora como estas palabras de Isaías (65, 17-18), que forman parte de las lecturas de hoy: “Mirad, yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva; de lo pasado no haya recuerdo ni venga pensamiento, más bien gozad y alegraos siempre por lo que voy a crear; mirad, voy a transformar Jerusalén en alegría y a su población en gozo”. No olvidemos, pues, que nuestro camino tiende hacia el gozo y la alegría. Ojalá nuestra huella en este mundo haga resonar este mensaje.

    ResponderEliminar