Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

viernes, 25 de marzo de 2022

Romance de la encarnación (San Juan de la Cruz) interpretado por el grupo argentino "Música callada"


San Juan de la Cruz tiene unos precioso "romances" (poesías populares), en los que comenta el eterno proyecto creador de Dios y su realización en la historia. Al inicio está el diálogo en la intimidad de Dios: el Padre es feliz amando al Hijo y el Hijo es feliz recibiendo el amor del Padre y devolviéndoselo. El Espíritu Santo es el amor que circula entre el Padre y el Hijo, el mismo ser de Dios.

El Padre quiere crear seres que sean felices como él mismo lo es, amando a su Hijo y viviendo en intimidad con él. El Hijo quiere crear seres para que sean felices recibiendo el amor del Padre y amándole, como le sucede a él mismo.

El eterno proyecto de Dios es que sus criaturas puedan unirse con él, formar parte de su familia, ser la "esposa" de su Hijo. Por eso, también desde la eternidad el proyecto de Dios es que el Hijo se encarne, se haga igual a los hombres para poder unirse a ellos por amor y para llevarlos a sí.

Dentro de este proyecto, el santo canta el momento de la encarnación (la anunciación a María) y al final también canta el momento del nacimiento de Jesús como plena realización del eterno proyecto de Dios: "El Hijo de Dios se hace hombre para que los hijos de los hombres lleguen a ser hijos de Dios".

En el vídeo podemos escuchar la preciosa interpretación que hace el grupo argentino "Música callada" del romance que cuenta la visita del ángel Gabriel a la Virgen María y la encarnación del Señor. 

(Narrador: coro)
Ya que el tiempo era llegado
en que hacerse convenía
el rescate de la esposa,
que en duro yugo servía
debajo de aquella ley
que Moisés dado le había,
el Padre con amor tierno
de esta manera decía:

(El Padre) 

Ya ves, Hijo, que a tu esposa
a tu imagen hecho había,
y en lo que a ti se parece
contigo bien convenía;
pero difiere en la carne
que en tu simple ser no había.
En los amores perfectos
esta ley se requería:
que se haga semejante
el amante a quien quería;
que la mayor semejanza
más deleite contenía;
El cual, sin duda, en tu esposa
grandemente crecería
si te viere semejante
en la carne que tenía.

(El Hijo) 
Mi voluntad es la tuya
justicia y sabiduría,
y la gloria que yo tengo
es tu voluntad ser mía.
Iré a buscar a mi esposa,
y sobre mí tomaría
sus fatigas y trabajos,
en que tanto padecía;
y porque ella vida tenga,
yo por ella moriría,
y sacándola del lago
a ti te la volvería.

(Narrador: coro)
Entonces llamó a un arcángel
que san Gabriel se decía,
y enviólo a una doncella
que se llamaba María,
de cuyo consentimiento
el misterio se hacía;
en la cual la Trinidad
de carne al Verbo vestía;
y, aunque tres hacen la obra,
en el uno se hacía;
y quedó el Verbo encarnado
en el vientre de María.
Y el que tenia solo Padre,
ya también Madre tenía,
aunque no como cualquiera
que de varón concebía,
que de las entrañas de ella
él su carne recibía;
por lo cual Hijo de Dios
y del hombre se decía.
Y quedó el Verbo encarnado
en el vientre de María.

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