Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

jueves, 4 de julio de 2013

Ejercicios espirituales


Me encuentro en Caprarola, en la provincia de Viterbo en Italia, predicando ejercicios espirituales a un grupo numeroso de miembros del Carmelo Seglar provenientes de distintas poblaciones. En la foto se puede ver la fachada de la iglesia del convento de santa Teresa. 

El convento es amplio y hermoso, con grandes bodegas escavadas en la roca, rodeado de huertas, jardines y un bosque de nogales, avellanos y otros árboles frutales. Lo mandó construir el cardenal Eduardo Farnese, sobrino de un Papa, príncipe poderoso de principios del s. XVII, con diseño del Viñola, el mejor arquitecto de la época, y lo dotó de una erudita biblioteca, buenas obras de arte y reliquias: el cuadro del altar mayor de la iglesia, por ejemplo, es de Guido Reni y conserva varios autógrafos de santa Teresa de Jesús. 

Las vistas desde el convento son espectaculares, con un fértil valle que se extiende durante Kilómetros. En las guías turísticas dicen que desde aquí se disfruta del paisaje más hermoso de toda la región del Lazio, a la que también pertenecen la provincia y la ciudad de Roma.

Pero más hermosas que el convento son las personas que participan en los ejercicios espirituales: llenas de grandes deseos de amar a Cristo y de servirlo con corazón sincero en la familia, en el trabajo, en la vida social, cada una según su propio estado. Son conscientes de que el Reino de Dios se hace presente entre nosotros de una manera sencilla, sin que a veces nos demos cuenta, y quieren tener los ojos muy abiertos para descubrirlo, participando con entusiasmo en las charlas y en los momentos de oración.

Los ejercicios espirituales son una buena oportunidad para crecer en la intimidad con Cristo y para ocuparnos por unos días únicamente de lo esencial: la celebración de la liturgia de la Iglesia, la oración personal, la meditación de la Palabra de Dios. 

El Señor nos concede subir al Monte Tabor por unos momentos y sentir su cercanía y la caricia de su Espíritu. Después debemos regresar a la vida ordinaria y esforzarnos por descubrir su presencia en las actividades cotidianas, conscientes de que Él nunca nos deja solos, aunque a veces nos cueste descubrir las huellas de su paso a nuestro lado.

Este año he predicado tandas de ejercicios espirituales en lugares muy distintos y a grupos muy diversos: sacerdotes, frailes carmelitas, monjas contemplativas, religiosas de vida activa y seglares. En cada caso he desarrollado los temas que me han pedido: el credo, los votos religiosos, espiritualidad litúrgica, las Moradas de santa Teresa, espiritualidad carmelitana y teología del Vaticano II.

Aún debo impartir otras tandas de ejercicios en distintos lugares. Abiertas a todos tengo dos próximamente: del 30 de julio al 5 de agosto en el Desierto de las Palmas (provincia de Castellón en España) sobre los contenidos del credo y del 11 al 15 de septiembre en Úbeda (provincia de Jaén en España) sobre el Cántico Espiritual de san Juan de la Cruz. Si alguien tiene interés y puede acudir, será un gozo encontrarnos en dos lugares tan significativos.

Deseo a todos una feliz novena y fiesta de la Virgen del Carmen, Madre y Hermosura del Carmelo. Que ella nos ampare bajo su manto protector ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

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