Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

martes, 19 de abril de 2022

La duda de Tomás, de Caravaggio


Miguel Ángel Merisi, más conocido como "Caravaggio", (1571-1610) fue el pintor más famoso de su época y su cuadro "La incredulidad de santo Tomás" es uno de los más conocidos y que más que más ha influido en el arte posterior. 

A diferencia de lo que era habitual en su época, no presenta a Jesús con un cuerpo idealizado (piénsese, por ejemplo, en el Cristo de Miguel Ángel de la iglesia de santa María sopra Minerva o en el del juicio final de la capilla sixtina), sino que conserva la palidez de la muerte. 

Tampoco va vestido con una rica túnica, sino que sigue envuelto en un sudario, indicando que su muerte ha sido real, tan real como la herida de su costado.

El artista representa a santo Tomás, que ha pedido una prueba de la resurrección y parece no atreverse a tocar ese cuerpo, por lo que es Jesús el que agarra su mano y la introduce en su herida. 

Pero él no es el único que busca certeza, los otros dos discípulos se acercan con el mismo interés, buscando ellos también una prueba física que corrobore su fe.

Tomás y los otros discípulos son como nosotros: personas rudas y descuidadas, envejecidas prematuramente por el sufrimiento, necesitadas de unas certezas que solo Jesús puede ofrecer.
 

La composición es propia de un genio. Para empezar, no hay ningún fondo que nos distraiga de la escena principal. Hay una fuerte luz que proviene del lado izquierdo y rasga las profundas tinieblas, aunque sin destruir totalmente las sombras.

Las cabezas de los cuatro personajes casi se juntan, formando un círculo. Lo mismo podemos decir de sus cuerpos, con los hombros y brazos iluminados, de manera que formen un círculo mayor. Y las miradas de los cuatro convergen en la llaga del costado, lo mismo que el dedo de Tomás, haciendo que nuestra mirada también se vea atraída hacia el mismo lugar. 

Aunque, mirando con más atención, el centro ideal del cuadro es la mano de Jesús, que sujeta con cariño la de Tomás y la acerca a su llaga, para acompañar (a él y a cada uno de nosotros) a un contacto que supera nuestra capacidad y comprensión.

A continuación recojo algunas obras inspiradas en el cuadro de Caravaggio. Dejando de lado las muchas imitaciones y copias antiguas, me centro exclusivamente en obras contemporáneas.

Fotografía de la argentina afincada en España Mercedes Fittipaldi

John Granville Gregory. Pintura del año 2010

Tomado de la serie de vídeos sobre obras tenebristas de Jonathan Hillson

De la serie de recreaciones históricas de Generic Art Solutions (Tony Campbell y Matt Vis, afincados en Nueva Orleans)

Pintura del haitiano afincado en Dallas Alix Beaujour

Alumnos del grado superior en iluminación, captación y tratamiento de imagen del CPA Salduie (Zaragoza)

Desconozco el autor o autores de los dos siguientes:


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